sábado, 6 de abril de 2013

Un café suspenso


“Entramos en un pequeño café con una amiga. Hicimos nuestro pedido y mientras nos acercamos a nuestra mesa, dos personas se acercan a la barra y dicen: ‘Cinco cafés, por favor. Dos para nosotros y tres suspendidos’. Y después de pagar su pedido toman los dos cafés y se van.
Le pregunto a mi amiga: “Qué son los cafés ‘suspensos’?”. Mi amiga responde: “Espera y verás.”

Entran algunas personas más. Dos chicas piden un café para cada una, pagan y marchan. Acto seguido tres abogados piden siete cafés –tres para ellos y cuatro “suspendidos”–. A pesar de que todavía me pregunto de qué va esto de los cafés ‘suspensos’ me gusta el clima soleado y la bonita vista de la plaza ante la cafetería. De repente, un hombre vestido con ropas gastadas y que parece ser un mendigo entra por la puerta y pregunta: ‘Tiene un café suspenso?’

Es simple, hay clientes que pagan por adelantado un café por alguien que no puede darse el lujo de una bebida caliente. La tradición de los cafés en ‘suspenso’ empezó en Nápoles, pero se ha extendido por todo el mundo y en algunos lugares puedes pedir no sólo un café ‘suspenso’, sino incluso un bocadillo o una comida completa.

¿No sería maravilloso tener estos cafés e incluso tiendas de víveres en todas las ciudades donde los menos afortunados encontraran esperanza y apoyo? Si eres propietario de un negocio, por qué no lo ofreces a tus clientes? … Estoy seguro que a muchos de ellos se los gustará la idea”.
 
Extraído y traducido del catalán del blog de SOMA, 

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