"El icono, dice el VII Concilio ecuménico, es par anosotros la ocasión de un encuentro personal, en la gracia del Espíritu, con aquél, que representa (...) Cuanto más mira el fil a los iconos, más recuerda a aquél que está representado y se esfuerza en imitarlo. les expresa respeto y veneración, pero no adoración, que sólo se debe a Dios".
¡Cuántos fieles ortodoxos aún hoy día van a orar ante un icono con esta fe en un encuentro salvador con una realidad personal, aunque sea invisible! Y cuantos a lo largo de los siglos han experimentado la eficacia de estos encuentros en su propia santificación. "Se esfuerza por imitarlo", dice el texto.
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